
Sus enormes ojos se siguen agrandando, tras su camisa a rayas, afirma su bolso, mira asustada hacia el fondo del pasaje, se oyen sus rayos, la luna se abre, se filtran sus rayos entre los rayos, afirma el volante, mira hacia arriba, mira hacia adelante, no suelta el bolso, no la deja el espanto...
El Psiclista