miércoles, 26 de abril de 2006


"The return of the atomic werewolf"

miércoles, 19 de abril de 2006

El anticiclista

No busca un camino deja que el camino encuentre sus pasos avanza contra el sentido de las agujas del tiempo que se clavan en sus pies pausados. Se conecta directamente con la superficie con los pies descalzos no necesita rayos, cadenas, ruedas, gomas, elásticos, ni cámaras viaja solo un poco cada día.

El anticilcista comienza a viajar desde viejo hasta volverse joven, entonces, al final de su vida no muere sino que nace, y su alma amanece por las noches El anticilcista al final del día es un hombre-niño que avanza rodando con sus pies y sus manos, él es la rueda, él es su propio ciclista, y no deja que nadie lo controle. El anticiclista, hace una línea de fuego en su avance y el mundo colapsa entero, quemándose. El hemisferio es un ecuador pirotécnico, un anillo luminoso que vibra en el filmamento. Como consecuencia, el anticilcista provoca pequeños temblores en el planeta con los cuales asegura su muerte instantánea.

Duespués de nacer, muere y nace de nuevo, ya viejo, para recomenzar su retirada. El regreso es un parto de fuego y sangre, escrito con temblores. Un pacto. El final del poema es el inicio del poema.

El hemiciclista

Hace el mismo trayecto todos los días el periplo que otros trazaron para él Avanza en semicirculos entrecortados Utiliza un sistema de tracción Bi-motor conectado al piso por medio de gomas, de cámaras, de elásticos, estirados por él a diario.

Permanece medio unido a la tierra como su espíritu seudo-nómade medio levitando, como evitando ver su sombra. El hemicilcista avanza en parte gracias a su equilibrio notable amparado en su incipiente vocación de circo. El otro 50% del viaje lo hace el mundo a través del movimiento de traslación y rotación constantes. Asi, el hemiciclista, a ratos se para sobre su semi rueda en las esquinas, en los rincones, afuera de los bares y espera que el planeta lo desplace. A simple vista, el hemiciclista, está inmóvil pero él siente el ritmo de la tierra como un pulso propio, avanza a intervalos irregulares.

El trayecto es como las palabras que dicen mucho y no llegan a ninguna parte. Las palabras se mueven por si solas. Sin silencio no hay viaje.

El ciclista

busca una ruta distinta cada día
busca una ruta propia
avanza zigzageante.
Con el motor de sus piernas se conecta a la tierra,
por medio de giros, de rayos, de cadenas, de ruedas
que no empiezan ni terminan
tal como su corazón interminable.
Avanza a su propio ritmo siguiéndole el pulso al planeta
que da un giro silencioso de 360º
del día a la noche de la noche al día.
El ciclista es parte de las horas,
del ciclo certero,
del tiempo único,
y se desplaza por una cuerda floja
a punto de caer de bruces sobre el asfalto
dispuesto a convivir con costras
obligado a levantarse con las rodillas en sangre.
Mientras traza una línea de polvo imaginario sobre el suelo
el mundo se abre generoso
y el ciclista es protagonista del paisaje.
No existen, en ese instante,
ciclos inconclusos,
ni excusas,
ni trámites,
entonces el tránsito es puro como el verso sucio;
la vida es un verso en tránsito.

rav06